Por amigo Perverso #ElPaisano
Había sido una noche Intensa, ya eran las 4 AM y el club swinger estaba cerrando, tenía que ir a dejar a Claudia a la casa de su mejor amiga que usaba de “chapa” cuando salíamos juntos, yo, por mi parte, me iría a un hotel a dormir para llegar al otro día a mi casa desde el “viaje de negocios”. Ambos éramos casados pero nos encontrábamos una noche al mes para disfrutar del placer salvaje de la casería swinger, con Claudia éramos buenos amigos además de tener negocios comunes y teníamos nuestras propias reglas y códigos. El único objetivo era disfrutar al máximo y nunca perdernos de vista para saber que el otro estaba bien; llegábamos al bar y ella me decía qué hombres le interesaban, yo también seleccionaba las mujeres que me gustaban aunque normalmente ella era mas selectiva que yo.
Luego de que fijábamos nuestras parejas objetivo, nos poníamos cerca de ellos y teníamos una performance de sexo que excitaba a cualquiera que estuviera ahí, el secreto para estimularlos era mirarlos fijamente a la cara mientras lo hacíamos, ella miraba al hombre con la vista clavada en sus ojos, con el ceño fruncido, casi como si estuviera enojada, mientras yo la penetraba con fuerza, su cuerpo mojado de transpiración se veía brillar con las bajas luces del lugar, ella sentada de frente a mí, abrazándome con sus piernas, se encorvaba hacia atrás luciendo sus lindas tetas, si bien a ambos nos encantaba hablar sucio mientras teníamos sexo, cuando queríamos estimular a otra pareja lo hacíamos en el más absoluto silencio, sólo se nos escapaban algunos gemidos y respiración. Por mi parte yo miraba de reojo a la mujer que me interesaba, normalmente a las chicas les gusta mirar a otras parejas teniendo sexo, pero si las miraba a la cara se avergonzaban, así que comenzaba con unos coqueteos casuales, que me excitaban aún más al ver que la mujer se interesaba en mi. Claudia disfrutaba profundamente mi excitación, la que se transformaba en penetraciones cada vez más profundas, firmes y continuas, cuando la tensión era máxima todo se gatillaba por un roce de manos con la otra chica o por la simple pregunta: “¿quieren jugar?”.
Luego de esa noche exitosa, habíamos cazado una pareja realmente atractiva que nos dejo muy satisfechos a ambos y nos habíamos despedido hasta el próximo mes con un último rico polvo, relajado, cortito, pero rico. Claudia fue a buscar su abrigo y yo la esperé cerca de la puerta del lugar. Mientras salíamos, tomados de la mano, nos encontramos con otra pareja en la puerta del lugar, iban tan contentos como nosotros, ella morena, alta, con un vestido celeste largo muy ajustado y un escote generoso y el pelo algo mojado después de tanto ejercicio sexual; él era alto, un poco mayor que ella, de buen físico por lo que supe de inmediato que a Claudia le gustaría. Mientras salíamos por la estrecha puerta del lugar, los cuatro nos rozamos, dando inicio a algunas bromas, caminamos juntos hasta la esquina, no más de media cuadra, y nos despedimos, nosotros estábamos estacionados en otra dirección.
Al subirnos al auto avanzamos dos cuadras y en una esquina el vehículo que venía detrás mío me hace cambio de luces, pensando que tenía algún problema en el auto los dejo adelantarme y en la esquina me doy cuenta de que era la pareja de la salida, nos saludamos nuevamente, sin bajar los vidrios y ellos parten delante de nosotros, entonces le proponga a Claudia, “¿Quieres seguir jugando?”, y ella me responde: “eres demasiado caliente… OK, dale...” y se ríe de manera cómplice. Entonces le toco la bocina al vehículo que venía delante nuestro, señal a la que obedecieron estacionándose. Claudia no se bajó del auto. Me bajo y camino a su ventanilla y desde adentro él me dice: “¿porque no van a nuestro departamento y hacemos algo?”… le digo que es muy tarde y le propongo algo: “te cambio de auto por media hora”… él me dice “perfecto” se baja y me da sus llaves, yo le paso las mías…
#ElPaisano
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