miércoles, 3 de agosto de 2011

Preséntame una Amiga

 
Eran las 14:00, no almorcé ese día para poder reunirme con ella, a veces no almorzar no era tan mala idea cuando tenía que desarrollar una buena performance sexual, la primera imagen siempre es importante.
 
A las 14:45 pasaría a buscar a Cecilia, según su descripción ella era rubia, bajita, pelo liso, estaría en Moneda cerca del Santa Lucia, fuera de su oficina, la única señal que tenia para reconocerla es que andaría con un traje azul y un bolso deportivo para “ir al Gimnasio”, según Andrea ella seria de todo mi gusto, por su físico y personalidad que calzaban con lo que necesitaba, el plan, organizado por Andrea era simple y sin presiones, recogía a Cecilia en una esquina, hablábamos en el auto un par de cuadras (que en el centro pueden ser 15 minutos), y si ambos nos entusiasmábamos, íbamos a un motel, para dejarla a las 18:00 en el punto de inicio con la satisfacción de jugar con lo desconocido.

Andrea era una amiga que conocí hace 15 años en los inicios de mis ciber-conquistas, inicialmente la vi como una posible víctima, pero la distancia y el tiempo nunca coincidieron para poder concretar algo y sin saber cómo, nos transformamos en amigos cómplices, podíamos hablar de todo, de política, de trabajo, de nuestras parejas y de nuestros amantes, incluso de nuestras fantasías mal cumplidas con gusto a decepción.
A las 14:45 en punto pasé a recoger a Cecilia, físicamente era una mujer atractiva,  de físico más que deseable para estos juegos, hablamos un par de minutos y me excito de sobremanera como me miraba, y como ella gozaba la ansiedad de escaparnos a una tarde de sexo.
 
Entramos al motel, ella bajó el bolso del gimnasio, entonces fantasié con alguna sorpresa que podría traerme, le pregunté: “dominadora o dominada?”… me dijo: ambas…, cruzando la puerta del motel la abracé firmemente apretándola contra mi cuerpo, sintiendo sus tetas en mi pecho y presionando una de mis piernas entre las de ella, le di un beso apasionado pero salvaje mordiendo su labio inferior con firmeza, entonces comenzamos a desnudarnos por primera vez, uno frente al otro hasta quedar en ropa interior, “acuéstate boca abajo” le dije, y ella obedeció de inmediato. Me desnudé totalmente y me arrodillé con las piernas abiertas sentándome sobre sus muslos… le dije: “ahora te quedarás quieta, hasta que no aguantes más…" recorrí su espalda desde el cuello hasta su cola, apenas tocándola con la llema de los dedos, era excitante ver como su piel se erizaba cuando pasaba mis manos y luego mi lengua por su espalda infinita. Ella sin voltearse se retorcía frotando sus piernas firmemente, entonces me puse de pie y dejé caer mi pene sobre su espalda y después sobre sus piernas mientras la masajeaba, a ratos ella intentaba mirar y yo le decía: “no seas tramposa".
 
Finalmente me puse detrás de ella, con las plantas de sus pies abracé mi duro pene,  ella movía sus tobillos intentando masturbarme, yo no daba más de excitación y me esforzaba por controlarme y no penetrarla inmediatamente, luego ella abrió sus piernas, mostrándome el camino al placer, entonces me recosté dejando mi cara a centímetros de su sexo, ella sentía mi respiración profunda y su piel se espinaba de ganas, entonces, sin hablar, la giré con las manos, quedando frente a ella mi lengua curiosa que se hundió en su sabor a mujer y ella con ambas manos tomaba mi cabeza y me presionaba contra ella, casi sin dejarme respirar, así estuvimos interminables minutos hasta que ambos decidimos cerrar esa tarde con un una penetración intensa y animal, donde yo me entregaba a ella dejándola  manipularme a su antojo.
 
Luego,  mientras descansabamos, le comenté: “estoy en deuda con Andrea por presentarnos, estay muy rica”… ella se rio y me dijo: “cuando Andrea me propuso tirarme a un amigo de ella, me dio curiosidad, pero no pensé que sería tan entretenido”, entonces le dije una frase que a las minas les mata cualquier proyección emocional que pudiera llegar a intuir con uno.

¿Preséntame una amiga? …  pero que tenga la película clara, sólo para tirar,
Ella responde con tono de no saber si es broma o en serio la propuesta: “estay loco, yo no soy Cupido de nadie y además mis amigas se mueren si saben que salí con un desconocido”.

Entonces le ofrezco el veneno que la tienta a transformarse en una perversa: “Preséntame una amiga y yo te consigo un amigo, en la misma onda, buena pinta, profesional y pa´ puro tirar”.

Ella no puede aguantarse la curiosidad y me pregunta: “¿en serio?”… calla unos segundos y ya entrando en el juego, desnuda sobre la cama me interroga:  yyyyy ¿Cómo es tu amigo?
#ElPaisano
 
 
 
 

 

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